Fotoliber, como ha bautizado Julián Barón a la escuela online que acaba de crear, es un espacio que basa sus cimientos en la “foto libre” y el concepto de “libertad”. Por ello, esta no funciona como una escuela al uso. Durante gran parte del tiempo es el usuario quien tiene el control de su aprendizaje, pudiendo acceder a todos los cursos abiertos. Ahora bien, el feedback importa y aquí se producirá, al menos, una vez a la semana cuando el profesional ‘irrumpa’ en la casa de cada uno de los estudiantes para ofrecer una sesión en vivo donde se compartirán, ante el resto de alumnos, sus progresos. Es entonces cuando el proyecto se desatará como tal.
“A pesar de las distancias, la filosofía de la escuela es justamente trabajar cuerpo a cuerpo. Lo bonito es, especialmente, poder compartir los ejercicios con el resto del grupo. En fotografía se aprende más así que en solitario. El proyecto está pensado, de este modo, como un lugar para investigar y estudiar. El eje general es ese”, afirma el castellonense.
En efecto, el proyecto ha salido adelante precisamente por las propias ganas del fotógrafo de generar nuevas conexiones. Actualmente, Barón tiene instalado su estudio, o “centro de operaciones” como él mismo dice, en Segorbe. Y es desde este pequeño pueblo del interior que exporta sus conocimientos hasta lugares de todo el mundo.
Siempre ha estado, en realidad, muy vinculado el castellonense a la enseñanza. Desde 2008 hasta 2015 fue profesor y director de la escuela BlankPaper, de Valencia y Castellón, y ya por aquel entonces puso en marcha una plataforma online. Además, desde 2019 imparte clases de fotografía en la Universitat Jaume I y también aquí ha explorado la formación en remoto. Con lo que, una cosa ha terminado llevando a otra. “Después de 15 años dando clases y tras repetir algunas lecciones unas veinte veces, pensé que sería bueno crear una escuela online“, afirma el mismo.
Experimentación y narrativa
Fotoliber está pensada como una escuela que además de fotografía, se dedica a la experimentación y la narrativa. El mismo Barón se autodefine como un “hacedor de historias visuales”, más que como un fotógrafo, porque lo que busca con la imagen es provocar cambios.
“La técnica es muy fácil de trabajarla. Hay muchísima información ya y, además, las cámaras son cada vez más inteligentes, pero nos faltan hojas de ruta. Mi idea es acompañar, pero también motivar. Ayudar a sacar ideas adelante. Lo bonito de la fotografía es que no tiene un lenguaje como tal. Lo que sí existe es un efecto fotográfico. Es decir, por el lenguaje de una fotografía no vas a saber qué significado tiene. Pero sí que va a causar un efecto en ti. La vas a ver y vas a sentir algo. Las imágenes apelan al recuerdo y las emociones”, explica el profesional, quien sentencia que “no solo hay que saber tomar una imagen, sino aprender a leer fotografía”.
Ya se pueden encontrar, así, una veintena de cursos que profundizan en las cámaras o el archivo como materia de creación; explican cómo hacer un proyecto o cómo crear en conjunto; y ahondan en las imágenes de Vilém Flusser, Vita & Boris Mikhailov, Robert Frank, Cristóbal Hara, Josef Koudelka, Bertien van Manen, Michael Schmidt, Paul Graham, Stephen Gill, Claudia Andujar, Susan Meiselas y Wendy Ewald.
Sesiones en vivo
Por otra parte, están las sesiones en vivo que ofrecen cinco tipos de experiencias diferentes. De un lado, están las sesiones de desarrollo creativo, basadas en diferentes ejercicios de edición y montaje; de otro, las sesiones de showcase, donde el alumnado podrá compartir sus creaciones, siendo esta una buena oportunidad también para inspirarse del trabajo de otros. Mientras tanto, las sesiones de visita al estudio de fotógrafos/as, planteará una conversación íntima con diversos profesionales desde sus puestos de creación. Y, en las sesiones de fotografía experimental se abrazarán nuevas formas, aplicaciones y técnicas fotográficas, como puede ser la inteligencia artificial, para explorar otras maneras de contar historias visuales. Finalmente, las sesiones materia están dedicadas a temas específicos de la fotografía.
Gran peso del fotolibro
Con todo, además de la planificación de los cursos, Barón ha generado una biblioteca virtual de fotolibros, con más de 400 grabaciones, a partir de su biblioteca personal. El profesional está grabando uno a uno los ejemplares que tiene en su casa para que el alumno pueda acceder a ellos durante la formación. “Son vídeos que tienen un alcance casi de documental. Es una investigación de años que he querido compartir. Sería casi como una filmoteca pero en fotolibros. El proyecto tiene mucha pasión”, reconoce el fotógrafo, quien cree que por eso mismo es uno de los trabajos más exigentes a los que se ha enfrentado. “Las escuelas exigen estar siempre al día, por eso nutren tantísimo.”
